Por
Juan Carlos Castrillón
Entre
McDonald's y Burger King; entre Coca y Pepsi; entre un hot-dog y una
hamburguesa; entre el policía bueno el policía malo; entre un redneck y un
whitetrash; entre Hitler y Mussolini; entre una hiena y un chacal; entre un
empresario multimillonario corrupto y una acaudalada ex primera dama, también
corrupta; ¿hay opción? Realmente ¿hay elección?
El
suicida sistema capitalista no tiene -ni tendrá- nada nuevo que ofrecer a los
pueblos del mundo, salvo más de lo mismo: más explotación, violencia,
injusticia y ecocídio. El fascismo imperialista siempre culpa de sus crisis
inherentes a “enemigos externos”, judíos, comunistas, musulmanes, y ahora,
inmigrantes. Un verdadero cambio nunca vendrá del circo electorero-mucho, menos
de sus payasos-; hoy, la única opción transformadora se encuentra en la lucha
consciente de los trabajadores organizados del planeta.
Gracias
a los gringos por mostrar su verdadero rostro; finalmente la imagen del
progresista “chairo” representada por el Tío Tom Obama, ya no era funcional
para el complejo económico-político-militar que realmente gobierna al orbe.
Espero y confío que la adversidad de las
condiciones, obligue a pelear liberadoramente a mayores contingentes humanos.
Sólo ahí radica la esperanza.
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