POR MTRO.
GERARDO GÁMEZ
Ciudad de
México.
En un país
donde el rezago de la justicia alcanza niveles descomunales, y pueden llevarse
años para obtener una sentencia que a la larga pudiera ser contraria y cara,
está poco extendido el conocimiento de los diferentes medios alternos de
solución de conflictos debidamente fundamentados en el artículo 17 de nuestra
Constitución y autorizados por el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de
México, entre los que se encuentra la mediación, un método a través del cual
los propios involucrados son protagonistas y constructores en la solución de
sus desavenencias.
Parece muy
fácil y sencillo, pero lograr que dos o más visiones de un conflicto lleguen,
primero a sentarse en una mesa, frente a frente y, segundo, dialogar para
conseguir un acuerdo que beneficie a las partes desavenidas, es necesario
hacerlo con un profesional altamente capacitado.
La
mediación que se ofrece en los centros habilitados y certificados para
ofrecerla, es rápida, económica, voluntaria, discreta, creativa y libre, pero,
sobre todo, en la capital del país cuentan con la autorización del Tribunal
Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX) y tienen fe pública, por
lo que los casos resueltos sientan Estado, es decir son igual a una sentencia,
que se deben cumplir como lo acordaron los mediados.
Es un
proceso rápido a través del cual un Mediador Privado, que es un profesional
certificado por el Centro de Justicia Alternativa del TSJCDMX, se encarga de
facilitar la comunicación de una manera imparcial y neutra entre los interesados,
para que puedan solucionar su problema de una manera ágil, comunicándose,
negociando, y para que puedan llegar ellos mismos a una solución legal de una manera
amigable y satisfactoria.
Lo que
obtienen las partes en conflicto a través de un proceso mediado es mayor
control de los resultados, les reduce el estrés provocado por el litigio en los
juzgados y el consecuente proceso de interacción con los abogados, proporciona
resultados adecuados a los intereses de las partes enfrentadas y, así como
reduce el tiempo de resolución porque no tienen que esperar el fallo de un
juez, también disminuyen de manera importante los gastos en la solución.
Construir
una solución donde el propio interesado se convierte en protagonista y
constructor de su propio caso es fácil si las dos o más partes están de acuerdo
en someterse a este método en un entro con Fe Pública, como el Centro
Iberoamericano de Mediación, que impide el desgaste económico, emocional y la
pérdida de tiempo.
Como ha
ocurrido en la práctica desde que se creó el Centro de Justicia Alternativa
hace 15 años y más aún desde hace 10, cuando se realizó la reforma
constitucional en 2008, el método de la mediación como medio alterno de
solución de conflictos ha evitado destruir lazos con la familia, proveedores,
clientes o socios comerciales, porque es precisamente lo que se privilegia, la cohesión
social.
Y lo ha
hecho también porque cuenta con mediadores privados que no somos otra cosa que
profesionales calificados y certificados por el Centro de Justicia Alternativa
del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, quienes por lo mismo
contamos con Fe Pública.
Así que, si
usted no desea tener un conflicto, puede prevenirlo a partir de una mediación.
Caso contrario, si de lo que se trata es de resolver un conflicto que, incluso,
ya se encuentra con un juicio iniciado, puede acudir a la mediación y se puede
resolver sin verse afectado por el proceso jurídico iniciado.
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