- Lázaro Cárdenas me metió a la cárcel por dibujar a Jesucristo
Por Edmundo
Cázarez C.
-Segunda y
última parte-
Todo mundo
coincide en decir que Gabriel Vargas ha sido es el más grande historietista
mexicano de todos los tiempos, y no es para menos. Todos sus personajes
trascienden del mundo de la fantasía hasta lograr llegar a los límites más
profundos de la crítica social, que, a diferencia de otras historietas, los
personajes de La Familia Burrón son los antihéroes, pícaros y genuinos con los
que se ha identificado nuestro pueblo. En esta segunda y última parte de la
entrevista exclusiva que me concedió la mañana del 22 de octubre de 1999, misma
que había quedado guardada en los archivos de mi computadora, es mi deseo
ofrecérsela a usted, estimado lector de Índice Político, en donde sus
afirmaciones a distancia de 22 años, cobran actualidad e importancia y subrayando
que, de llegar una mujer a la Presidencia de la República, pondría orden en todo
el país.
Asimismo,
durante esta interesante charla por espacio de más de dos horas, misma que se
llevó a cabo en el interior de un modesto departamento que habitaba en la colonia
San Rafael, frente al Parque del Arte, en Sullivan. Acompañado de su
inseparable esposa, la también periodista Lupita Appendini, me revela que
siendo presidente de la República, el general Lázaro Cárdenas, lo mandó
encarcelar por haberse atrevido hacer caricaturas sobre la vida de Jesucristo.
El Maestro
Vargas dejó de existir físicamente el 25 de mayo de 2010, dejando una huella
imborrable no solo en el plano nacional, sino que investigadores de todo el
mundo que querían saber más acerca de nuestras costumbres y la manera de hablar
del mexicano, consultaban, una por una, las páginas de la Familia Burrón, que,
a lo largo de su vida, logró plasmar en más de 15 mil episodios, en los que
paradójicamente, sus 57 personajes han evolucionado a la par de su autor. “Pero
no envejecen igual que yo”, reiteraba una y otra vez, el maestro Vargas y
agregaba: “Ahí los tengo a todos en un cartoncito para no olvidarme de ninguno
de ellos. A la millonaria Cristeta y a su secretaria Boba Licona. La Divina
Chuy y Don Susanita Cantarranas. Los Teporochos del Barrio. Doña Gamucita y su
hijo Avelino Pilongano. No puede faltar el poeta haragán Vagancio Patalarga y
sus amigos los “intelectuales”. Y, por si fuera poco, también se asoman Olga
Zanna y Flojontino Webón, sin dejar de lado a Alubia Salpicón y la niña que
carga el tololoche como si fuera un cuerno de la abundancia de la mano con
Calaverina. Tampoco podemos dejar en el olvido a la mujer de Satán Carroña”.
Quien iba a
pensar que en los años 30´s, Gabriel Vargas sostuviera una férrea competencia
con Rafael “La Ranita” Freyre, con Alfredo Valdés y Mariano Martínez para hacer
la memorable revista “Pepin”.
Según
Carlos Monsivaís, Borola Tacuche inaugura un protagonismo femenino inédito en
la historieta mexicana, utilizando la desfachatez como ejercicio de la
libertad, mostrándose abiertamente intrigosa y argüendera, pero nada sumisa,
desparpajada y claridosa en vez de hipócrita y “mosca muerta”.
Don Alfonso
Reyes declaró que Gabriel Vargas era el único mexicano que merecía ocupar un
sitio de honor dentro de la Real Academia de la Lengua, porque registró como
nadie, los giros del habla popular. Y no solo eso, sino que inventó frases que
han sido adoptadas por los diferentes sectores sociales y se han convertido en
una manera de identificar al mexicano en el extranjero.
Mientras
tanto, José Agustín, afirmaba que le gustaba tanto La Familia Burrón por vital
y subversiva, pero también, porque simpatiza con “los más jodidos”, sin dejar
de mofarse de ellos por su irreverencia, por su alegría a la vida y la ausencia
de pretensiones.
Antes de
iniciar la segunda y última parte de esta interesante charla, se acerca al oído
de este reportero como si le fuera a confiar un secreto, dando la impresión que
no lo escuchara su amada esposa Lupita Appendini. En voz suave me dice:
“Edmundo, se lo digo aquí cerquita del oído para que se lo grabe muy bien en
esa cabeza llena de preguntas. No hay un día que no le agradezca a Dios por
dejarme vivir otro tantito…”
-Maestro,
es usted un hombre bien nacido…
-Ay Mundo,
no sabes cómo lucho porque mis historietas siempre sean muy juveniles… ¡Me da
pavor reflejar en ellas mi edad!!...
-¿Por qué
Don Gabriel? No se le olvide que más vale un madurito sabroso que un escuincle
baboso.
-Vaya, veo
en usted a un incipiente sicólogo del periodismo. Le decía que me da miedo
porque, entonces, sería una revista opaca y enfermiza.
-¿Quiere
decir que le hubiera encantado hacer monigotitos con “La Doña” o con Joaquín
Pardavé?
-Uff, claro
que me hubiera encantado hacer un personaje con María Félix “La Doña”, pero
téngalo por seguro que se hubiera agarrado a “moquetes” con cada uno de los
habitantes de la vecindad.
-Maestro,
quiero decirle que usted parece un niño o lleva la música por dentro porque a
todo le encuentra sentido del humor, vamos, hasta la muerte…
-No me diga
eso, porque “la huesuda” tiene miedo llevarme. Sé que muy pronto me voy a
pintar de colores, vamos, que ya mero voy a colgar los tenis, pero mientras
tanto, aquí sigo haciendo mis monigotitos y platicando con un reportero fuera
de serie…
-Maestro,
soy un aprendiz de este hermoso oficio que me apasiona, vamos estoy haciendo
mis pininos…
-Si Chucha…
¿Y tus calzonzotes? Cómo me hubiera gustado haberlo conocido antes para hacer
un personaje basado en esa metralleta de preguntas que dispara desde el
cerebro, y lo que es peor, no se le acaban las balas… Eso que está haciendo
“sus pininos” … ¡Que se lo crea su abuela…!!
-Mejor
dígame: ¿Cuál de sus 57 hijos adoptivos es su consentido?
-Indudablemente
que mi consentido, pero lo que se llama “consentido”, es Borola Tacuche. Aunque
también lo es Regino, como bien lo dijo usted, tiene algo o mucho de mí.
-¿Cómo
empezó a crear sus hijos gráficos, ya en el terreno profesional?
-Pues
déjeme contarle que empecé haciendo ilustraciones en el periódico Excélsior, al
lado de Mariano Martínez, para el suplemento Magazine.
-¿Qué edad
tenía?
-Uyy, de a
tiro estaba rete chamaquito cuando don Ignacio Herrerías me daba chance de
ayudarle a hacer una revista que se llamaba “Mujeres y Deportes” Pa´su mecha,
era una revistota, tenía como 80 páginas y el dibujante que tenía no se daba
abasto, así es que tuve que entrarle al “quite”.
-¿Era
mitigar sus ansias de “novillero”?
-Tenía que
hacer títulos o cabecitas ilustradas y formar páginas. Pero resulta que el
señor Herrerías se cambia al periódico Novedades… ¡y que me lleva con él!!
-Ya ve,
usted tampoco cantaba mal las rancheras haciendo sus “pininos”…
-Me había
convertido en algo así como su hijo adoptivo, por cierto, las oficinas en la
calle de Artículo 123 y dentro de una vecindad mucho más fea que en la que
vivía La Familia Burrón.
-¿A qué
hora empezaba a trabajar?
-Entraba a
trabajar a las cinco de la mañana y como hacía mucho frio, mi mamá me hizo un
chalequito con papel periódico y me lo ponía debajo de la camisa para guardar
el calor del cuerpo. Cada vez que me movía, porque hacía mucho ruido.
-Bueno,
usted estaba caliente, aunque la gente se atacara de risa.
-Un día, mi
jefe muy serio me dijo: “Oye, pareces cencerro, nada más te hace falta una
campana amarrada al pescuezo, por todos lados suenas.
-¿Y usted
que le dijo?
-Señor
Herrerías, es que mi mamá me hizo un chalequito con papel periódico y reforzado
con papel manila… ¿Deveras?, déjame verlo… Total que me quité la camisa y se lo
enseñé. Se atacó de risa y me dijo: “Varguitas: ¿Por qué no te haces unos
monitos tan bonitos como los que de repente dibujas cuando estas descansando y
te doy para que te compres una buena chamarra?
-Ya ve don
Gabriel, dice el dicho que: “A Dios rogando y con el mazo dando…”
-Le hice
varios dibujos a colores y cada uno tenía su texto como “El Hombre de Java”,
con muchísimos tatuajes. Era un trabajo muy pesado porque cada dibujo lo hacía
después de consultar miles de fotografías y revistas de todo el mundo para que
fueran totalmente diferentes y únicos. Le gustó muchísimo a don Ignacio y poco
tiempo después me llama a su oficina y me dice: “Quiero que me hagas una
historieta. ¡Piensa en una gran idea, eres muy creativo!
-¿Llegó a
pensar que no podría con el “paquete”?
-Pasaron
semanas y no se me ocurría nada. Era la prueba más difícil que me habían
puesto.
-¿A lo mero
macho, quiso tirar la toalla?
-Una y otra
vez le daba vueltas dentro de mi cabeza… ¡Una historieta!!, Nooo, yo no sirvo
para eso. Total, fui y le enseñé varios bocetos de una historieta que se me
ocurrió: “La Vida de Cristo”, ¡empezó a hojearla y que pega un grito como si lo
estuvieran castrando… Nooo!! ¿Acaso tienes mierda en la cabeza? ¿No te das
cuenta que el presidente Lázaro Cárdenas no quiere saber ni madres de iglesia?
No Varguitas, no seas pendejo y busca otro tema.
-Uff. ¿Qué
hizo? ¿Se dio por vencido?
-No se me
ocurría nada interesante y pasaron como tres meses y que voy y que le digo: “Me
va a perdonar, pero mi cabeza no da para más. No tengo ninguna otra idea”. El
señor Herrerías vio mi esfuerzo y me respondió: “Bueno, está bien. Haz la Vida
de Cristo”. Fue y me compró cuatro Biblias de esas grandototas a todo color y
me dijo que escribiera parlamentos muy accesibles para todas las mentalidades…
-¿Por
dentro, usted se dijo: “Gabriel, no le saques”?
-Imagínate
lo que significaba traducir todas las parábolas. Esta historieta tuvo un enorme
éxito y que me dice.. “A partir de ahora, vas a cobrar 300 pesos. Pero esta
semana, te tocan 500 pesos..
-Ya ve,
todo esfuerzo tiene su recompensa…
-Creí que
estaba soñando. Eran de aquellos pesotes, así de grandotes que valían de a de
veras –Con enormes esfuerzos y con su mano tullida por la embolia, dibuja una
moneda y agrega- “En mi familia siempre hubo apuros de dinero. Así es que La
Vida de Cristo, de verdad, nos cayó como una bendición y de gloria. La
historieta se empezó a publicar a todo color, hasta que la prohibió el
gobierno.
-¿Qué edad
tenía?
-Apenas iba
a cumplir 16 años y que me meten a la cárcel. Me llevaron a la jefatura de
policía que, en ese entonces, estaba por donde ahora se encuentra el edificio
de la Lotería Nacional. El jefe de policía que me dice: “¿Tu eres Gabriel
Vargas? Todo temeroso, le contesto… Sí señor. Total, me metieron a un cuartucho
que olía horrible. Nada más había una cama toda desvencijada y un sillón lleno
de agujeros. Desde que llegué ahí, desfilaron antes mis ojos, como 25 tipos con
caras de malditos y los custodios me preguntaban ¿Pinche chamaco, tienes madre?
-¿Y qué les
decía?
-Les
respondía: “Yo sí. Ustedes son los que no tienen madre porque me tienen aquí
sin decirme que delito cometí…
- ¿Cuánto
tiempo duró ahí...?
-Ese mismo
día, ya en la tarde, llegó don Ignacio Herrerías y pagó una multa.
-Vaya
historia…
-Tiempo
después, el señor Herrerías volvió hacer otra edición sobre La Vida de Cristo
¡Y que se la decomisa Gobernación!!, no me quedó otra que renunciar a
Novedades.
-¿Qué pena
se quedó sin chamba…?
-No fue
mucho tiempo el que estuve desempleado. Como a las dos semanas, fui al
periódico Excélsior a pedir chamba y ahí, empecé hacer unas tiras cómicas tales
como Sherlock Holmes, El Capitán Erick Christopher y La Vida de Pancho Villa.
Luego, una de bandidos que se llamó Frank Piernas muertas. Dice el refrán que
cuando una puerta se cierra, otra se abre. A los 17 años me nombraron jefe de
dibujo de Excélsior, pero ya eran dibujos muchos más serios.
-¿De dónde
salen cada uno de los personajes de La Familia burrón?
-Un día, me
llega la convocatoria de un concurso de dibujo que organizaba Editorial
Panamericana para escoger a un caricaturista que hiciera una historieta…
-¿No que a
usted no le gustaba hacer historietas?
-Exacto,
que quede bien claro que no me gustaba hacer historietas. Por ejemplo, Avelino
Pilongano era un chavito que había conocido, estaba de a tiro súper flaquito y
su actividad era cuidar mi cochecito “Fordicto”, por cierto, se fumaba todas
las colillas de cigarros que la gente tiraba. Todo mundo lo conocía como “El
Candelitas” pero, a decir verdad, era un haragán.
-¿Sin
oficio ni beneficio?
-Era bueno
para estafar a la gente y hacerse de dinero fácil. Tiempo antes, había creado
el personaje Jilemón Metralla, el clásico mexicano encajoso, conchudo, tramposo
y muy ladino. Este personaje formaba parte de Los Superlocos, que tuvo un éxito
tremendo.
-¿Insisto,
y La Familia Burrón?
-Vaya que
desesperado es usted. Para hacer La Familia Burrón, me inspiré en una pareja
que conocí de niño. Ella, era una señora muy alta y de esas todas
emperifolladas, parecía cantante de Ópera, y su marido, era demasiado chaparrito
y hasta chiquito, todos los días tenía que ir como de balazo del juzgado donde
trabajaba hasta su casa para prepararle la comida a su esposa. Así fue como
nació Regino Burrón, ese chaparrito aguantador…
-¿A decir
verdad, se parecía un poco a usted...?
-¡Echacatamente..!!
igualito a mí que trabajaba todo el día.
-¿Cómo le
hizo para “empaparse” de la vida en las vecindades?
-Los
sábados o los lunes, los dedicaba a recorrer las vecindades, me llegaban muchas
cartas de gente que me invitaba para que fuera a conocerlas… Me llegaban
cientos y cientos de cartas… Mire usted…¿Cómo me dijo que se llama?
-Edmundo
Cázarez, don Gabriel…
--Entre
risas acota- “¡Pero tampoco me grite ehhh!!”, está bien que me empiecen a
fallar los oídos, pero no soy tarugo…
-Oiga, jamás
lo he ofendido…
-Uyy, me
cae muy bien por eso le hago estas bromas. Bueno, mi amigo Edmundo, le decía
que la gente me mandaba un chorro de cartas. Le voy a contar un detalle muy
simpático… Mmm, ya se me olvidó lo que le iba a decir… Al ratito me acuerdo,
¿Le parece bien?
-¿Al perro
más flaco se le cargaban todas las pulgas?
-En efecto,
en México, es un problema tremendo ser pobre y hasta da la impresión de
convertirse en delito.
-Usted es
una gente del pueblo…
-Por mi
trabajo, he tenido la oportunidad y hasta la suerte de tratar a mucha gente
humilde y me he convencido que es exageradamente noble y sencilla.
-¿A lo mero
macho, ser pobre es delito?
-No para
nada. Jamás encontré entre toda esa gente de condiciones exageradas de pobreza,
que me faltara el respeto, todos, sin excepción, con el corazón en la mano me
recibían. Me invitaban a comer con ellos en las vecindades, por cierto, las
señoras con el pelo muy bien lavado y una toalla amarrada en la cabeza. Me recibían
en la puerta de su casa.
-Honor a
quien honor merece…
-No era eso
precisamente, gente extraordinariamente atenta. Pintaban los pasillos de sus
casas con congo color rojo. Vecindades muy pero muy humildes y limpias. En
Tepito, conocí la famosa Casa Blanca, que entraba por un lado y salía hasta la
cuadra siguiente.
-¿Cómo era
la vida de la gente de Tepito de ese tiempo?
-Fíjate que
la gente de este lugar vivía muy feliz. Los niños pasaban corriendo todos
negritos por el sol. Mientras que los niños de ahora, ya viven en condominios,
como si fueran bartolinas. Carecen de espacios para jugar y tienen que salir a
la calle a desfogar sus energías.
-¿Pobres
pero contentos?
-Vuelvo a
lo mismo, la gente pobre vive muchísimo más feliz. La gente que tiene mucho dinero,
viven en medio de una psicosis por sus elevadas obligaciones, hasta creo que
hay una terrible crisis y desorganización en los hogares. El padre para llevar
dinero a casa, tiene que ausentarse por completo del hogar, y la señora, con
sus múltiples compromisos sociales sin poder atenderá los hijos.
-¿Familias
disfuncionales?
-Tristemente
sí. Los hijos al verse sueltos como el aire, por lo regular, toman caminos
equivocados.
-¿Qué opina
“Macuca” de todo esto que nos está pasando?
-A Macuca
no le gusta meterse en graves problemas, ella, vive muy feliz en su vecindad.
Seguramente, ahorita, ya le urge un novio que la saque de pobre, porque ese
Ruperto Tacuche ya n tiene remedio.
-¿Y qué
piensa don Regino de todos los cambios que vive el México de hoy?
-Pa´su
mecha… Me pregunta… ¿Qué piensa don Regino? Pues Regino piensa lo mismo que yo.
Ha sido tremendo el cambio. Tal parece que la modernidad mexicana viene
acompañada de graves problemas. Los años se nos vienen encima con inventos que
maravillan al mundo entero.
-¿El
Callejón del Cuajo quedará en el baúl de los recuerdos?
-En el
Callejón del Cuajo, don Regino jamás llegó a imaginar que uno podría
comunicarse con Europa, así como si saliera a la cantina para buscar al
borracho de Ruperto. Es más, en la peluquería El Rizo de Oro, ya no platican
cosas nuevas porque la tecnología ya nos rebasó y nos dejó apabullados.
-¿Nada es
gratis en la vida?
-La misma
gente ha cambiado muchísimo. Se acabó la cordialidad y todo ya es de manera
sumamente arriesgada. Los estamos viendo todos los días en la televisión, ya no
deja nada a la imaginación. Salen mujeres completamente desnudas. Nos llevan
por otros caminos y le abrió, dolosamente, la mente a los niños.
-¿Eran más
sanos aquellos juegos en el barrio?
-Fíjese
usted que todos los chamacos están metidos con el Nintendo y todos esos juegos
electrónicos y tienen una mentalidad hasta maquiavélica de matar.
-¿Qué
pensará “Foforito” de todo esto?
-Seguramente
está todo espantado. Mi “Foforito” jugaba al trompo, al balero. Pero ahora,
todo es con metralletas. La televisión destruyó la inocencia de los niños.
-¿Está de
acuerdo con que se reduzca la edad penal a pequeños infractores?
-Yo creo
que sí. Los muchachos de ahora, a medida que están viviendo un mundo más
adelantado, su mente se ve entorpecida con un gran cúmulo de información.
-¿Desaparecieron
los valores?
-Más que
eso, piensan nada más en hacerle daño a los demás y deben ser castigados con
toda energía. Usted se imagina… ¿A dónde va a parar esta niñez y juventud con
tantas armas que manejan? Un joven de tan solo 14 o 16 años, por supuesto que
ya tiene pleno conocimiento de lo que está haciendo y, por ende, debe
responsabilizarse de sus propios actos.
-¿Leyes con
conflictos en el espacio?
-Qué buena
pregunta me hace. Para eso se hicieron las leyes y deben respetarse. Da rabia
saber que hay jueces que se venden. El mundo legal que estamos viviendo es un
verdadero asco, sobre todo, con Agentes del Ministerio Público que se hacen una
con los delincuentes.
-¿En los
tiempos de La Familia Burrón, no sucedía nada de esto?
-¡Perdóneme,
pero no!! A través de cada una de las páginas de la historieta, todos mis
personajes vivían en un mundo sencillo y bien construido con valores. Todos se
respetaban, pero también, respetaban las leyes y el orden.
-¿Por qué,
nunca tocó temas como la religión o sexualidad?
-Creo que
la religión es un asunto muy delicado de tocar. Respeto tanto la figura de Dios
desde que era niño. Mi madre era muy católica y siempre nos decía: “Respeten mi
creencia y ustedes crean en lo que quieran”.
-¿Lo que
bien se aprende de chico, jamás se olvida?
-Un día, mi
mamá nos reunió a todos en la mesa y nos dijo: “Tengo algo que contarles y que
su papá siempre me decía: ¡Al llegar mis hijos a una edad en que ya entiendan
todo, por favor, explícales todo! Que profesen la religión que deseen, pero con
absoluto respeto. Jamás los zambullas con tus ideas. Déjalos que cada cual
piense y crea en lo que le venga en gana. ¡Ellos, escogerán la religión de
acuerdo a su entendimiento!!
-¿Es
verdad, que los grandes enemigos de la humanidad son la religión y la
política…?
-Todas las
religiones tienen algo bueno, pero todas. Por supuesto que los grandes enemigos
de la humanidad son la política y la iglesia porque dividen a los pueblos. Para
no ir muy lejos, fíjese lo que está pasando en Europa, se andan matando entre
ellos mismos, como perros. Parece increíble que en cuanto el mundo está más
adelantado, se maten peor que cuando estaban en la Edad Media o en la época de
las cavernas.
-¿Estamos
caminando como los cangrejos, hacia atrás?
-De una
manera tan estúpida se matan por creencias diferentes. Ya ve lo que está
pasando en Inglaterra, protestantes matando a los católicos.
-¿Nos hemos
transformado en seres deshumanizados?
-Sí, las
religiones son para redimir al hombre, pero tal parece que no.
-Cómo es el
Dios de Gabriel Vargas?
-Aunque no
soy muy practicante, mi madre fue muy católica, y eso, me llevó a inclinarme
por la religión de ella.
-¿Cómo
arriba La Familia Burrón a un nuevo siglo?
-Toda la
tecnología de la cual ahora estamos disfrutando, va a matar al ser humano.
Llegará un día en que volvamos a las cavernas. Tenga usted por seguro que habrá
millones de seres humanos que serán desplazados por las computadoras y se
quedarán sin comer ni nada.
-¿El
destino ya nos rebasó?
-Mire
Edmundo, lo veo en mi profesión. La televisión es un aparato portentoso, lo que
vemos en la tele como diversión es cualquier cosa, pero todo va a cambiar, tan
es así, estos muchachitos descocados, están viviendo demasiado aprisa su época,
y así, es como ha ido avanzando el mundo.
-¿Qué opina
de niñas de 12 y 13 años que ya son madres solteras?
-Todo se
debe a que cambian en las escuelas y abandonan los principios que les inculcan
en casa.
-¿Las
escuelas son culpables de ello?
-No quise
decir eso, no es por las escuelas ni por los maestros, sino por sus demás
compañeros que los echan a perder. Las escuelas secundarias y las
preparatorias, ahora, ya son un despapaye tremendo. Es un mundo que ya no se
entiende.
-¿Definitivamente,
ya se perdieron los valores?
-Los
valores morales ya no existen. Aunque duela reconocerlo, ya se perdieron. Nadie
respeta nada. Las niñas de tan solo 12 años, se independizan ya de sus padres,
cosa que no se veía antes. En mi caso, y eso que soy hombre, ¡Jamás me hubiera
atrevido decirle a mi madre que me iba ir de la casa, nunca!!, Al contrario,
veía en mi madre un refugio espiritual y moral. Existía mucha confianza y unión
entre mis hermanos.
-¿Los
celulares, serán la perdición de la unión familiar?
-En efecto,
ahora, ya no hay unión familiar. A niños y niñas ya les urge por
independizarse. Asimismo, mientras más vean a sus padres avanzados en edad, los
tratan peor que a la basura. No se preocupan en lo más mínimo por el estado de
ancianidad de los padres. Tal parece que quisieran ver a sus papás metidos en
Asilos para Ancianos y deshacerse de ellos.
-¿Una
sociedad echada a perder?
-Todo se ha
echado a perder, pero hay otra cosa, entere más avanza el mundo, el ser humano
se vuelve más insensible.
-¿La
tecnología obligó a los periódicos dejar a un lado a los caricaturistas como
usted?
-Pues claro
que sí. Ya todo se hace a base de computadoras. Los caricaturistas ya somos
cosa de la prehistoria. Ya no piensa uno por sí mismo para realizar algo y
elevar la moral. A los nuevos reporteros, les ordenan investigar sobre
determinado tema, aprietan un botón de la computadora… y zas, así de fácil.
-¿Quiere
decir que los reporteros somos hasta cierto grado conchudos?
-Perdóneme
que se lo diga, pero la verdad, sí. Los reporteros, poco a poco, se han
transformado en conchudos. Ya no investigan. Absolutamente todo lo tienen en un
simple “click” de la computadora. Antes, los reporteros se dedicaban a
investigar. Ahora ya no. Los reportajes y artículos ya son más técnicos y sin
chiste alguno.
-¿Meramente
comodinos?
-Yo veía
que los reporteros se esmeraban por buscar por todas partes. Mire usted, mi
querido preguntón de primera, esta entrevista conserva mucho de ese espíritu de
investigar y me tiene sorprendido.
-¿Una
entrevista a base de boletines?
-Ja, ja,
ja. Esa, es la tontería más grande que he escuchado. Los reporteros no tienen
la culpa que les lleguen los mentados boletines de prensa, sino quienes los
hacen.
-Aunque ya
me dijo que no le gusta para nada la política. ¿Cuál ha sido el mejor
presidente que ha tenido México?
-Como uno
no los conoce a profundidad, uno no sabe cuál es el bueno ni cuál es el malo.
Mucho menos, quién es el más honrado o quién no lo es. Ahí tiene usted al
último presidente que tuvimos, Carlos Salinas de Gortari, un verdadero pillo.
-¿Para
usted, dígame cuál ha sido el más honrado?
-El más
honrado hasta ahorita, lo fue Adolfo Ruíz Cortines, y se lo digo porque lo viví
y por lo que palpe de todo el pueblo.
-¿Qué
opinión le merecía Gustavo Díaz Ordaz?
-Me parecía
que no era tan malo, aunque de a tiro, estaba re feo el ingrato.
-¿La
Familia Burrón cómo vivió el conflictivo 68?
-Como no
conocía con gran profundidad tanto el entendimiento que tenían los estudiantes
ni la postura de los gobernantes del país, lo del 68, considero que tuvo su
razón de ser. Si no hubiera explotado antes de las XIX Olimpiadas, hubiera sido
la barbarie durante los juegos deportivos. Gracias a Dios que no pasó a
mayores. Ay Edmundo….
-¿Ahora
que…?
-Me hace
hablar de más. Esto que le digo, quiero que sea como una plática de familia
porque son cosas que me reservo, además, no me gusta meterme en camisa de once
varas. Siempre he llevado una vida muy tranquila. Pero como mexicano, uno
siente cosas tremendas y no se puede explayar públicamente.
-¿Y qué me
dice del “presidente caballero”, como le llamaban a Adolfo López Mateos?
-Tuve el
honor de conocerlo personalmente y era un extraordinario ser humano.
-Ya no
acabó de darme su opinión acerca del gobierno de Lázaro Cárdenas…
-Qué quiere
que le diga de él, si me mandó a la cárcel, aunque debo reconocer que hizo las
cosas más o menos bien. Eso es lo que decía la gente –aclara-
-¿Y qué me
dice de su hijo, Lázaro, que también quería ser presidente?
- ¡Ay no…
Se lo suplico, no me meta en problemas!! –se persigna y se queda callado- No me
merece ningún comentario.
-¿Cómo lo
vio como el primer Jefe de Gobierno del Distrito Federal?
-Todos
sabemos que no hizo nada, sobre todo, dijo que iba agarrar todos los ladrones y
hasta se le ocurrió la puntada de fijar una fecha determinada para acabar con
la delincuencia…y ya ve. No cumplió con nada. Fíjese que hace poco me hicieron
una cosa que me llenó de rabia…
-¿Qué le
hicieron?
-Resulta
que fui a sacar la foto para mi credencial del INSEN y sin anteojos no veo ni
la pared de enfrente y me decían, una y otra vez… ¡¡Que se quite los lentes!! Y
que les digo: “Si me los quito, me caigo”. Total, que los mandé al demonio y no
me saqué nada de fotografía… Edmundo, sin lentes, ni un perro guía me va a
servir.
-¿Es verdad
que usted fue gran amigo de Ernesto P. Uruchurtu?
-Así que le
dijera, fuimos los grandes cuatachos… no, no fue así. Fue un gran gobernante,
aunque, a decir verdad, era un hombre que tenía un carácter de la patada. No
tiene idea lo mucho que embelleció a la capital del país. La Ciudad de México,
era realmente una ciudad hermosa, llena de fuentes y flores por todos lados y
no de agujeros como ahora.
-¿Don
Gabriel, ya llegó el momento en que le molesten las entrevistas?
-Son tantas
las entrevistas que me han hecho que ya parezco disco rayado que hasta me da pena
contar lo mismo…
-¿Incluyendo
esta...?
-No, para
nada. La suya no ha sido como todas las demás. Usted es terriblemente
preguntón, indiscreto y hasta irreverente. Por cierto, hace poco que vino una
reportera y me hizo una pregunta que me indignó… me preguntó que cuántas
amantes había tenido y que le respondo: “Mire señorita, si estuviera en una
cantina a lo mejor se lo digo, pero resulta que estoy en mi casa y le exijo un
respeto. Nada más me faltaba eso. No hay derecho”
-¿Bueno, yo
simplemente le pregunto si tuvo mucha suerte con las chamacas…?
-Ay
Edmundo, en el saber preguntar está el saber responder. Uno es hombre y hasta la fecha, recibo ciento
de cartas de mujeres que ni conozco y hasta mi adorada mujer Lupita, me ayuda a
responderlas. Hace cosa de diez años que me escribía una señora, cartas llenas
de cosas que hasta me formé un mal concepto de ella.
-¿Por qué?
-En primer
lugar, nunca le contesté sus cartas, en una de ellas me decía: “Esta es la
última vez que le escribo, quiero que venga a mi casa. Si no viene, me olvidaré
de usted. “Por favor, venga a mi casa” Usted es mi ídolo y soy una mujer de 84
años de edad que ha permanecido atada a una silla de ruedas y sé que muy pronto
me voy a morir.
-¿Qué fue
lo primero que pasó por su mente al leer esa carta?
-Sentí
espantoso. Fui a su casa en las Lomas de Chapultepec y me hicieron un
recibimiento como si se tratara de la visita del Papa juan Pablo II. Desde la
puerta de su casa, sus hijos y nietos aplaudían sin cesar e ingresé a su
domicilio bañado en lágrimas de emoción.
-¿Cuántos
premios hay en su destacada trayectoria?
-He
recibido varios, hasta un Premio Nacional de Periodismo que me dio Miguel de la
Madrid en 1983. Desgraciadamente, los Premios Nacionales de Periodismo ya
tienen muy mala fama por tantos intereses que se manejan por debajo de la mesa.
Ya nadie cree que son otorgados con honestidad y los jurados votan por los
amigos. Es por eso que me siento algo triste.
-¿Qué le
pasó?
-Mis
compañeros caricaturistas me toman como un mal compañero porque me he retirado
de todos ellos.
-¿Cómo ve
las caricaturas que ahora se hacen?
-Algo que
no me gusta mucho es que utilizan demasiado el sexo en sus dibujos, cuando yo
continúo haciendo mis inocentes “monigotitos”.
-¿Qué
siente que sus trabajos se venden en todo el mundo?
-Uy, pues
me da harto gusto. El año pasado me llevé una grata sorpresa porque en la
Universidad de Francia, hay una materia que se llama “Sociología del mexicano
Gabriel Vargas” ¡Que honor!! Creo que es el resultado de haber caminado por todos
los barrios de mi querido México.
-Usted
inmortalizó al policía de barrio…
-Recuerdo
que, al policía del barrio, todo mundo lo quería y lo procuraba. Que quede
claro que la violencia que tanto nos aflige no se va acabar mientras la gente
no cuente con un empleo y tenga para comer. Todo ello se debe porque ahora se
ha tomado como moda que la mujer debe mantener al hombre.
-Ya que
tocó el tema ¿Cómo ve la llegada de una mujer a la Presidencia de la República?
-Nos
traerían por la calle de la amargura, pero Borola Tacuche estaría feliz de la
vida. Una mujer en la presidencia, pondría orden en el país.
-¿Cuál es
el tipo de presidente que México tanto necesita?
-Un hombre
que en realidad quiera y ame a su país. El que tenga los suficientes pantalones
para doblegar a tanto maleante, pero, sobre todo, que verdaderamente esté
comprobado que sea honrado y no tenga sed de dinero.
-En
repetidas ocasiones y durante el transcurso de la entrevista me dijo que
presiente que pronto colgará los tenis. ¿Le tiene miedo a la muerte?
-No, ni
pienso en ella. Es más, ya me hice su cuatacho. Sé que anda rondando muy
cerquita de mi casa, pero ya le dije que no se me pega la gana morirme todavía.
-¿Qué
sucederá con sus monitos?
-Ellos ya
saben que un día tendré que irme a descansar y lo toman con mucha naturalidad.
-¿Don
Gabriel muchísimas gracias por su tiempo, desea agregar algo más?
-Al
contrario, muchas gracias a ti por venir a platicar conmigo, porque para mí,
esto no fue una entrevista sino una muy agradable charla entre cuates. Te
felicito y antes que te vayas, quiero hacerte un pequeño obsequio, la colección
completa de las historietas de La Familia Burrón. Estoy seguro que cada uno de
mis “monigotitos”, va querer que los entrevistes porque no te metes hasta la
cocina sino hasta debajo de la cama.
Don Gabriel
Vargas era todo un caballero y un excelente anfitrión. Con enormes esfuerzos
para moverse y caminar, decidió acompañarnos hasta la salida del edificio en
donde estaba su modesto departamento. A modo de despedida, me hace entrega de
una hoja con un dibujo original en blanco y negro de La Familia Burrón, con
dedicatoria para este reportero.
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