La
Confederación Nacional de Profesionistas y Jóvenes de México (Conapro) advirtió
que en nuestro país se registran niveles alarmantes de deserción escolar en el
nivel medio superior ocasionado básicamente por la vulnerabilidad económica de
las familias afectadas.
Su
presidente, Silvio Octavio García Rodríguez, explicó que este fenómeno se debe
a la influencia de diversas variables de naturaleza individual, familiar,
social y cultural que, al parecer, se suman de manera simultánea.
“El
abandono escolar se manifiesta principalmente en contextos socioeconómicos
desfavorecidos y vulnerables; por lo tanto, las condiciones estructurales y
materiales de vida, así como los universos simbólicos de las familias figuran
como determinantes en el desarrollo de actitudes, expectativas, acciones y
comportamientos que no siempre favorecen el éxito escolar”, agregó.
El
ingeniero García Rodríguez explicó que existe registro donde “sólo 62 por
ciento de los jóvenes de 16 años de edad están inscritos en la educación media
superior, de este universo, un poco más de 650 mil alumnos abandonan sus
estudios cada año”.
En materia
de género, el presidente de la Conapro indicó que cifras oficiales ubican 43.5
por ciento de las mujeres entre 15 y 24 años quienes asisten a la escuela,
proporción menor a la de los varones quienes registran 44.6 por ciento, sin
embargo, sólo el 64.82 por ciento de la población ha concluido con sus estudios
a nivel medio superior.
García
Rodríguez recomendó a las autoridades del sector, particularmente al titular de
la Secretaría de Educación Pública, Otto Granados Roldán; y de la Secretaría de
Gobernación (Segob), Alfonso Navarrete Prida; a que atiendan de manera
inmediata este grave problema social.
Además
instó a los integrantes del Congreso de la Unión a través de los titulares de
la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo; del Senado de la República, Martí
Batres Guadarrama; así como al presidente electo Andrés Manuel López Obrador; a
atender a este sector social vulnerable.
El
ingeniero García Rodríguez recomendó a dichas autoridades a identificar el
sector social marginado y con exclusión social, a la finalidad de ofrecer
apoyos y transferencias económicas, enfocadas a que los estudiantes permanezcan
con sus actividades académicas y, así abatir este rezago escolar.
A la par,
se debe “localizar programas de becas y estímulos académicos, no solo basados
en el rendimiento escolar, sino en la permanencia para nuestros adolescentes
que viven en núcleos familiares con menores ingresos en nuestro país”.
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